A través de este texto los lectores tendrán la oportunidad de avizorar el movimiento y el trasegar que ha conllevado a consolidar los diferentes procesos etnoeducativos en Nariño, departamento que se caracteriza por tener población indígena, afrocolombiana y mestiza, lo que implica fuertes tensiones tanto a nivel político como educativo para lograr una educación que responda a las necesidades de las diferentes comunidades que cohabitan en esta región del país.